Después de muchos años de recuperación tras la revolución de 2011, durante los cuales ha tenido que afrontar numerosos retos y conflictos que frenaban su desarrollo económico, Egipto emerge como un destino de negocios más que interesante.
Desde el año 2011, la estrategia del país ha cambiado tanto para los empresarios locales como para los inversores extranjeros. Se han impulsado programas de reforma a largo plazo que suponen reformas estructurales para cuatro puntos clave:
-La estabilidad macroeconómica.
-La recuperación del crecimiento.
-El empleo.
-La reducción de la deuda
Los informes del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los organismos e instituciones competentes han destacado las notables mejoras en los indicadores económicos y sociales desde el inicio del programa de reformas. De hecho, en septiembre de 2020, en plena crisis sanitaria internacional a causa de la COVID-19, la agencia de calificación Moody’s elogió los indicadores de capacidad crediticia de Egipto, otorgándole la calificación B2 calificándola como país estable, capaz de asumir su deuda pública.
Valorando los datos económicos y los proyectos de gran relevancia que se están desarrollando, como la nueva capital administrativa de Egipto (la smart city en el Cairo), los principales sectores atractivos para las empresas españolas en Egipto son los proyectos de infraestructuras y de desarrollo urbano, si bien, aunque de forma más residual, también hay oportunidades interesantes en sectores como la automoción o la industria alimentaria y agrícola.
